Ofrezco psicoterapia individual para personas adultas, desde una mirada humanista y especializada en las experiencias emocionales difíciles. Mi forma de trabajar se adapta a las necesidades de cada persona, respetando su ritmo, su historia y su singularidad.
Un enfoque integrador y centrado en la persona
Terapia Gestalt
La Terapia Gestalt es un enfoque humanista y vivencial que sitúa la experiencia personal en el centro del proceso terapéutico.
Dentro de este modelo existen diferentes formas de abordar la terapia, y cada profesional lo hace desde su propio encuadre.
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En mi caso, me apoyo en la teoría de campo; ya que comparto la idea de que estamos estrechamente interconectados con el ambiente y viceversa, es decir, estamos constantemente impactados por el campo (situación) y respondemos a él en función de nuestros aprendizajes y recursos.
Esto nos lleva a un proceso continuo de adaptación y autorregulación.
En la terapia Gestalt, el foco de atención se sitúa en los bloqueos y dificultades en la autorregulación, que interfieren en esta interacción organismo–entorno.
En resumen, la terapia Gestalt centra la experiencia del Self en el presente, en la situación actual del individuo y en cómo se relaciona, con el fin de favorecer un mayor darse cuenta y una adaptación más saludable.
En este enfoque, la terapia se construye sobre cuatro valores fundamentales: Respeto, honestidad, amor y responsabilidad.
Ademas, La Gestalt pone el acento en:
- El aquí y ahora como espacio de transformación
- La presencia como forma de contacto genuino
- La fenomenología: observar sin interpretar, dar lugar a lo que aparece
- El vínculo terapéutico como motor de cambio
- El cuerpo como parte inseparable del proceso


EMDR, Procesando experiencias adversas
“El trauma fractura la comprensión como un guijarro destroza un parabrisas. La herida en el lugar del impacto se extiende por todo el campo de visión, oscureciendo la realidad y desafiando la creencia.” Jane Leavy
Esta frase, para mi, expresa a la perfección como es vivir con las secuelas de una vivencia traumática……
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Porque no todo trauma surge de grandes catástrofes o eventos extremos. A veces, lo traumático proviene de situaciones más sutiles o cotidianas, pero que, por su repetición o por la falta de un adecuado acompañamiento emocional, superan los recursos de afrontamiento de la persona.
En muchas ocasiones, las huellas siguen presentes en el cuerpo, y condicionan nuestras emociones, creencias y conductas, incluso años después.
Desde esta comprensión, en mi acompañamiento integro mente, cuerpo y emoción, prestando especial
atención a la estabilización y al fortalecimiento de recursos internos que permitan transitar el proceso terapéutico con mayor seguridad.
Acompaño procesos relacionados con eventos abrumadores en todas sus formas:
- Vivencias traumáticas de “menor” impacto
- Trauma relacional y de apego
- Estrés postraumático, trauma complejo y disociación.
¿Qué es EMDR?
El EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) o Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares es una terapia psicológica desarrollada por Francine Shapiro a finales de los años 80.
Está avalada por la OMS y diversas asociaciones internacionales de psicología para el tratamiento de traumas y trastornos relacionados con experiencias difíciles.
¿Cómo funciona el EMDR?
El EMDR parte de la idea de que, cuando vivimos una experiencia traumática o muy estresante, nuestro cerebro a veces no logra procesarla de forma saludable. Esto deja “bloqueada” la información en redes de memoria, provocando que emociones, pensamientos o sensaciones negativas se reactiven como si el evento estuviera ocurriendo otra vez.
Durante una sesión de EMDR, el terapeuta guía a la persona a revivir de manera controlada esos recuerdos, mientras realiza estimulación bilateral (generalmente con movimientos oculares, toques alternos o sonidos).
Este proceso ayuda a que el cerebro “reprocese” la experiencia, integrándola de forma adaptativa. En palabras simples: es como ayudar al cerebro a archivar un recuerdo en el lugar correcto para que deje de hacer daño.
¿Para qué sirve el EMDR?
El EMDR ha demostrado eficacia en:
• Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
• Ansiedad y ataques de pánico
• Depresión vinculada a experiencias adversas
• Fobias
• Duelo complicado
• Baja autoestima
• Problemas derivados de abuso o negligencia en la infancia
Además, también se utiliza para potenciar recursos internos y mejorar la resiliencia emocional.
Beneficios del EMDR
- Reducción rápida de la intensidad emocional asociada a recuerdos dolorosos.
- Mayor sensación de control y seguridad interna.
- Mejora en la capacidad de afrontar situaciones futuras sin reactivarse emocionalmente.
- Proceso generalmente más breve que otras terapias centradas exclusivamente en la conversación.
Técnicas expresivas y simbólicas
“Crear es también una forma de sanar”
Cuando no hay palabras para describir lo que sentimos; ya sea por la intensidad emocional, por la falta de recuerdos conscientes o la complejidad de lo vivido; las herramientas expresivas pueden ser un canal tan potente como el lenguaje.
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Integrar emociones y sensaciones a través de recursos como la voz, el cuerpo, el color, el gesto o la escritura, puede facilitar procesos como:
- Expresar lo que no se puede nombrar
- Integrar emociones de forma simbólica y segura
- Reconocer partes internas que han quedado excluidas o desplazadas
- Dar voz y espacio a lo profundo, sin necesidad de explicarlo todo


Reconectar con el cuerpo
“No puedes sanar lo que no puedes sentir.” John Bradshaw
Tras una experiencia difícil o traumática, la estrategia natural de la mente y del cuerpo es desconectarse, adormecer la sensibilidad y evitar el dolor.
Reconectar con el cuerpo es volver a abrirnos a sentir, incluso lo incómodo, con compasión y sin juicio. Así, lo que antes estaba bloqueado puede empezar a fluir, devolviéndonos la energía, el placer y la autenticidad.
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Cuando atravesamos situaciones abrumadoras, el cuerpo puede reaccionar desconectándose como mecanismo de supervivencia. En otros casos, la intensidad emocional es tan grande que nos desborda. Incluso, el simple hecho de sentirse en calma y en seguridad puede vivirse como algo profundamente perturbador.
En estos procesos, el sistema propioceptivo e interoceptivo —el que nos permite percibir y sentirnos desde dentro— puede alterarse, dificultando esa conexión esencial para la autorregulación emocional. A través de ejercicios suaves de conciencia corporal, respiración, movimiento y escucha, vamos invitando al cuerpo a recordar lo que ya sabe: que puede volver a sentir sin desbordarse.
Cada paso en mi trabajo tiene un propósito: ayudarte a avanzar con sentido.
Algunas personas a las que he acompañado...
Un espacio pensado para ti
Aquí encontrarás un lugar donde sentirte escuchado/a, comprendido/a y acompañado/a.
Un espacio en el que tus emociones, pensamientos y experiencias tienen valor, y donde cada paso que des estará orientado a tu bienestar.